Cabala & Salud

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Cábala & Salud

Nuestro cuerpo es la representación del alma, es solo quien la alberga, solo un 1%, frente al 99% que es ella. Cada parte de nuestro cuerpo es la representación vivida de ésta y como tal podemos ir descubriendo en que estamos fallando a través de las dolencias que tenemos. La enfermedad es un estado de desequilibrio, es la pérdida de armonía que genera síntomas, que en conjunto son definidos como "enfermedad". Más profundamente, es una desconexión de la Luz creadora y una oportunidad para crecer.

El cuerpo, como vestimenta, tiene dos propósitos: ocultar y revelar. Nuestro cuerpo debe ser la conexión con la Unidad. Ni Dios, ni la Toráh, ni el alma, pueden manifestarse en este "Mundo de la separación" sin alguna clase de vestimenta que oculte el tremendo poder de la Luz. El cuerpo está destinado a volverse espiritual, como el de Adam antes de comer del fruto del Bien y del Mal, que brillaba con la Luz de Infinito. ¿Existen hombres solamente sanos? ¿No sería ello opuesto a la estructura del mundo? Hay que asumir dos realidades: salud y enfermedad, y se debe aprender a convivir con ambas. ¿Acaso Shalom no significa paz, convivencia, y a la vez "plenitud?"

Hay que aceptar y describir al hombre y al mundo tal como son: sano y enfermo. El hombre en su enfermedad es un ser divino, porque en la enfermedad sufre, se desespera y además abriga esperanzas, puede incluso crear un milagro, ya que cuando se encuentra en la crisis más profunda saca fuerzas para ello. El hombre sano es un hombre íntegro, entero, por lo que se habla de "integrar" cuando se trata de curar, de ayudar a un hombre enfermo. Cuando estamos enfermos estamos "quebrados", es decir, no estamos completos, integros.

La Kabaláh nos enseña que un cuerpo sano no es igual a hombre sano. El hombre está compuesto de dos realidades que debe reconocer, una corporal y otra realidad más allá de ésta, que se manifiesta a través de sus sentimientos, sensaciones, su nostalgia, amor, fe y esperanza; todo esto no está sujeto al tiempo, es atemporal. Cuando no reconocemos estas dos realidades no estamos completos, no estamos íntegros; debemos reconocer la realidad del cuerpo y del espíritu; en tanto que no se reconocen, estamos enfermos. Para la Kabaláh, la enfermedad tiene su origen en el Alma, por lo tanto, lo que hay que hacer es curar el Alma. Uno de los medios que utiliza es la "Bendición", pues esta es curativa.

El cuerpo lo podemos tocar, analizar, lo vemos. En cambio, la dimensión espiritual no se puede medir; la experimentamos a través de la entrega y el amor, eso es lo que cuenta. Estas dos realidades forman parte del hombre, como el inspirar y expirar, como abrir y cerrar los ojos, como el día y la noche, como estar despierto y soñar... La palabra "Jolé-enfermo" tiene la misma raíz que la palabra "Jol-Común-arena". La enfermedad o estar enfermo, es común, lo cotidiano. Frente al concepto "Jol-Común", en hebreo está la palabra "Kadosh" que significa sagrado, y en un cierto sentido estar sano.

Lo múltiple es lo común, la arena es lo común; lo sagrado-Kadosh es lo que une, nos liga al origen. Podemos deducir que estar enfermo es lo común, estar sano es lo sagrado que se enfrenta a lo ordinario, pero que es aquello que liga y une. Romper la unidad es estar enfermo, estar quebrado. Entonces es cuando se necesita la curación, que es la tranquilidad de estar en casa, es la unión de ambas realidades, son realidades en oposición que hay que juntar. Sanamos cuando encontramos el "otro lado".

La palabra hebrea Briáh, que significa "creación", también significa "estar bien y saludable". Por lo tanto, el hebreo nos enseña que no puede haber creación sin sanación o salud. El cuerpo del hombre debe ser leído e interpretado. Sanar es hacer al hombre un ser completo, hay que proporcionarle la " otra realidad". No aceptar estar enfermo significa negación de una realidad. La palabra hebrea para "Enfermedad" es Majalah, viene de la raíz Majal, que es el verbo "perdonar, renunciar". La enfermedad podría considerarse como consecuencia de no saber perdonar ni perdonarse, renunciar a ser perdonado y perdonar, lo cual deja un vacío-Mejiláh, que es llenado por un desequilibrio en un determinado órgano del cuerpo.

Maimónides llama al enfermo Joléh-hlwj, que vienen de la raíz Jalal-llj, que quiere decir "agujero, vacío, profanado". La principal raíz que señala la sanación es "Rafá-Sanación". Cambiando el orden y leída "Per", que significa "brillar", es la belleza que brilla como resultado del equilibrio y de la armonía. La letra Pé es la apertura de la boca, y las dos letras siguientes son fundamentales en la palabra "Or", la Luz. Vemos como la palabra es el vehículo o fuerza decisiva en el trabajo de sanación. La Kabalah, recomienda para conectarnos a la luz y recuperar la salud perdida, la meditación, como el Ana Bejóaj, el Tikún Hanefesh, así como otras técnicas kabalistas; herramientas espirituales muy poderosas que traen energía de sanación a todas las áreas de nuestro cuerpo, y lo hacen al nivel de nuestra consciencia atacando la raíz del problema.

La enfermedad viene como consecuencia de cortocircuitos (angustia, tristeza, ira, bronca, rencor, odio, celos, por ejemplo) que, a su vez, vienen como consecuencia de las actitudes negativas que tomamos. Cuando somos reactivos creamos espacios vacíos, que no pueden existir en nuestro 1% terrenal, dando origen a nuestros síntomas físicos. Todas las acciones positivas que hacemos en la vida, inyectan energía positiva al cosmos. Y en momentos necesarios, esa energía viene a ayudarnos a conservar la salud y no enfermarnos. Pero para entender mejor como mantenernos sanos, podemos pensar en un determinado órgano, en qué función cumple y entenderemos por qué estamos enfermos. Debemos entonces tomar responsabilidad, no ser víctimas, nadie es responsable de nuestra enfermedad más que nosotros mismos, no las otras personas, Di-s, circunstancias de la naturaleza..., etc. Somos nosotros mismos y las elecciones que hacemos. Es recomendable siempre pensar y meditar en otros mientras hacemos nuestras conexiones. Cada vez que meditamos por otra persona nos convertimos en un canal para ellos, la Luz de Sanación en este caso, pasará por nosotros primero antes de llegar a la persona a la cual es dirigida. Es la forma de cura más poderosa, cuando somos capaces de sentir el dolor de los demás y pedir por ellos como si estuviésemos pidiendo para nosotros mismos.