Las Cámaras De Los intercambios
La espada giratoria que impide a Adán y Java (Eva) la vuelta al Edén,
está cargada del más profundo simbolismo. La "cámara de los intercambios"
es la confusión que un ser humano tiene en cada decisión,
en el titubeo que produce inseguridad para avanzar conseguir el propósito de su Alma sobre la tierra.
Esta confusión ensombrece y detiene, para salir de ella y dar pasos firmes en el camino que nos conduzca
del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal al Árbol de la Vida,
el espíritu humano ha de ser probado casi severamente.
"Las cámaras de los intercambios" nos inducen muy profunda y simbólicamente autoconocimiento
que nos lleva a la elevación de la conciencia, algo que exige la voluntad personal al más alto nivel.
Todo lo demás en nosotros es automático, excepto la elección por superarnos a nosotros mismos exige
voluntad y determinación, cualidades que emanan de los niveles del alma en ascensión.
"Las cámaras de los intercambios" actúan a través de los sentidos,
en el universo de Yetzirah, nos sumergen en las ilusiones que nacen en el pensamiento que se crea a
través de la percepción muchas veces sesgada sobre la realidad exterior que nos encandelilla y encapsula
fuera de la realidad interna o de la Neshamá, que susurra cual es la travesía de su ruta,
cual es el sendero al que ella ha venido a recorrer en el proceso de su rectificación.
En la percepción equivocada radica la dificultad para salir de Egipto personal,
la falta de certeza nos aleja de la conexión, de la debekut en la que el alma quiere estar,
cruzar el mar, volver a iluminar el rostro con el cuerpo de luz, para entrar al Edén,
en el esplendor de la luz, desde la pupila de los cuerpos de luz, el Or en la plenitud del Alef,
vav -resh y no en el cuerpo de piel ain-vav-resh.
La tarea es que la plenitud del alma, inunde de luminosidad al cuerpo de piel para poder seguir
el sendero que vino el alma a encarnar en Maljuth. Ahí está la clave para convertirse en carroza o templo,
para superar las exigencias de la materialidad y elevarse para alcanzar a ser
"la presencia de Dios en el mundo".
Rectificar al Kadmón que vive en la profundidad del alma. Heijalot HaTemurot, las "Cámaras de los Intercambios",
allí está la batalla entre lo que desea el cuerpo y lo que desea el alma.
Adán desciende entre estas cámaras, descendemos en él, descendemos con él.
La obscuridad en su cuerpo de vacíos, soledad, decepción, ansiedad, lamento, carencia, la escasez que provoca la temporalidad,
se encuentra con su propia amarga elección, sin embargo la tarea redentora es desde allí, sacar luz, la luz que sin dañar las tinieblas la convierte en claridad.
Allí, el alma sometida a la carencia del límite, gesta su libertad.
La misión es crear espiritualidad en la materialidad, discernir entre el bien y el mal y elegir el bien, aumentarlo, claridar la noche, encarnar el alba, salir del exilio para volver a ser Paraíso, en los bordes de la Neshamá.
Ruth Cobo Caicedo
Puedes Leerlo tambien aqui : Revista Javierm Numero 6