El significado de la ruptura de las vasijas a nivel personal

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El significado de la ruptura de las vasijas a nivel personal

Hay un aspecto crucial al comienzo de la Creación, para el desarrollo posterior de todo el proceso, llamado ruptura de las vasijas (Shevirat ha-kelim). Supone, según aparece recogido en El Bahir y desarrollado por los cabalistas, que la Luz Infinita no podía ser contenida por los receptáculos, cuya misión era sostener los atributos de la Manifestación Infinita y se rompieron. En este momento inicial, que supone el nacimiento del espacio - tiempo, la Luz tiene que volver al Infinito para reconfigurarse y poder volver a ingresar, pero en modo que pudiera existir en el plano físico. Algunas luces Infinitas del primer momento quedaron atrapadas en el espacio recién creado por estructuras llamadas klipot.


Las klipot son estructuras que cubren la Luz Divina raigal, esto da lugar a lo que denominamos mal por ocultamiento o, como señala Mario Sabán, mal por ignorancia. No obstante este fenómeno alberga, a su vez, una gran esperanza y alegría para el cabalista, ya que, según esto, la Luz Divina sigue presente en el universo, siendo el trabajo del ser humano desvelar esas luces ocultas como trabajo de rectificación o Tikún. Aunque, a priori, se podría plantear que la ruptura de las vasijas fue un fallo en un primer intento al crear el universo y que todo salió mal, por ello se creó una situación llamada Tohu Bohu (caos y vacío); en realidad no fue así. Esta situación dio lugar a una que propicia todo el proceso de la Creación.

Gracias a este momento de diseminación de las Luces dentro del espacio finito, surge la tarea del individuo de desarrollar su Tikun, que es el proceso por el cual cada persona satisface y cumple la tarea para la que su alma vino a este mundo. Por otro lado, en el plano cosmogónico, sirve para que las energías vuelvan al Ein Sof y se reorganicen para, en un segundo momento, llamado Tzimtzum Bet, se reconfiguren en el Olam Atzilut (Universo de la Emanación) y den lugar, ahora sí, a la maravilla de la Creación. A partir de este momento de ruptura de los recipientes, los cabalistas desarrollan toda la enseñanza de la Cabalá; es cuando podemos hablar del orden perfecto que existe en la Creación de todas las cosas, representado por el Árbol De La Vida y los veintidós senderos. Esta representación o estructura se ve como una herramienta para entender la energía Divina manifestada en todo.

La conclusión y lo que nos demuestra la ruptura de las vasijas (Shevirat Ha-kelim) es que la Luz Infinita no puede mostrarse tal cual es en la creación porque es tan potente que convertiría todo en infinito. Por ello tiene que reducir o revestir (a veces se usa el término autocontracción) su Luz para poder manifestarse dentro de la Creación.

También demuestra que la naturaleza expansiva de la energía raigal tiene que tener su contraparte en perfecta conjunción para evitar el desastre (esto supone una gran enseñanza en el plano psicológico pues determina, por ejemplo, la importancia de sincronizar masculino y femenino en el plano finito). Cabría destacar que, en Cabalá, lo masculino y lo femenino no están separados ya que dentro de lo masculino hay femenino, y dentro de lo femenino hay masculino.

En el plano personal, la interpretación de la existencia por parte del ser humano, está constantemente enfrentada a una ruptura de vasijas provocada por todas aquellas situaciones o crisis que determinan un caos en su vida, situación o problema a enfrentar (problemas económicos, familiares, estructurales, socio-afectivos...). Es, en este momento, al enfrentarse a esa situación, que tiene que hacer arreglos y modificaciones en su vida, las que aún generando inestabilidad y sufrimiento, sientan las bases de la modificación y construcción de una realidad nueva. Toda la vida del ser humano es un constante oscilar de momentos complejos y situaciones que tiene que resolver y que suponen su crecimiento a nivel personal. A medida que una persona madura, estos problemas suelen resolverse con menos implicación emocional, dada la capacidad de percibir la realidad de un modo más objetivo. Si la persona, además, hace un trabajo de crecimiento espiritual, todo lo que le va aconteciendo es visto como una nueva oportunidad de desarrollarse.

Mario Olivera


Puedes Leerlo tambien aqui : Revista Javierm Numero 7